Erase una vez una niña que no quería hacerse mayor, ella era feliz, lo tenía todo, su mundo era perfecto, sin miedo, sin preocupaciones ni responsabilidades. Pero esa niña poco a poco se fue haciendo mayor, su mundo era cada vez más grande y su corazón también. Ella siempre había soñado con ser una princesa y poder encontrar algún día su príncipe azul. Hasta que un día mordió una manzana envenenada dejándose llevar por su humildad y su inocencia, aquel día ella se dio cuenta de todo lo que había olvidado por querer ser princesa. La vida se compone de momentos, momentos que se resumen en minutos y que debemos saber exprimir al máximo.
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